El recuento de votos en las elecciones desarrolladas en la provincia de Córdoba terminaron pasadas las 10 de la mañana del día lunes, sentando un precedente en la vida política y democrática argentina. Estos comicios serán recordados como los más largos de la historia de nuestro país.
Los datos oficiales consagraron al candidato de Unión por Córdoba, Juan Schiaretti, como nuevo gobernador provincial, con el 37,06 por ciento, seguido por Luis Juez del Frente Cívico y Social con el 35,95 por ciento y por el representante del radicalismo, Mario Negri, con el 22,26 por ciento.
En la votación para intendente, no quedaron dudas: Daniel Giacomino obtuvo un triunfo categórico sobre el candidato radical Ramón Mestre y la representante del Movimiento Acción Vecinal, Olga Ruitort, por más de 20 puntos de ventaja.
Un dato que arrojó la elección para gobernador es la marcada división geográfica que existe entre el Gran Córdoba (la capital y otras grandes ciudades) y el resto de las localidades de la provincia. Unión por Córdoba ganó con amplitud en el interior y el Frente Cívico y Social en el Gran Córdoba. Otra particularidad respecto a éste fraccionamiento, fue que a Juez, a pesar de obtener casi la mitad de los votos en Córdoba capital (49,6 por ciento) no le alcanzó para alcanzar la victoria.
Sin embargo, el ex intendente municipal denunció fraude electoral y solicitó que se vuelvan a contar los votos, “uno por uno”. De confirmarse la legitimidad de los comicios y la consagración de Juan Schiaretti como ganador, éste tendrá mayoría automática dentro de la Legislatura provincial. Sin embargo no representará, ni mucho menos, al grueso de la población cordobesa.
Por ésta razón, se vuelve indispensable aclarar cuanto antes las irregularidades, fundamentadas por cierto, planteadas por Luis Juez acerca del recuento de los votos y respecto al accionar de la Justicia electoral, para que la democracia cordobesa no se vea desestabilizada y el nuevo gobernador, sea Schiaretti o sea Juez, asuma con el necesario respaldo legal como para desarrollar su mandato con tranquilidad y no ser “señalado con el dedo” por la oposición y por el mismo electorado.
Aunque parezca un poco apresurado afirmarlo, teniendo en cuenta que ¿Schiaretti? y Giacomino recién asumirán sus funciones en diciembre, parece inevitable que los hechos sucedidos el último domingo perjudicarán aún más la “convivencia política” de los representantes de Unión por Córdoba y el Frente Cívico y Social.
Los inconvenientes y las suspicacias que generó la votación para gobernador, nos hace replantear seriamente la necesidad de implementar el sistema del “ballotage”, como un mecanismo que asegure la debida representación popular en las distintas elecciones y asegure la legitimidad del ganador.
Los datos oficiales consagraron al candidato de Unión por Córdoba, Juan Schiaretti, como nuevo gobernador provincial, con el 37,06 por ciento, seguido por Luis Juez del Frente Cívico y Social con el 35,95 por ciento y por el representante del radicalismo, Mario Negri, con el 22,26 por ciento.
En la votación para intendente, no quedaron dudas: Daniel Giacomino obtuvo un triunfo categórico sobre el candidato radical Ramón Mestre y la representante del Movimiento Acción Vecinal, Olga Ruitort, por más de 20 puntos de ventaja.
Un dato que arrojó la elección para gobernador es la marcada división geográfica que existe entre el Gran Córdoba (la capital y otras grandes ciudades) y el resto de las localidades de la provincia. Unión por Córdoba ganó con amplitud en el interior y el Frente Cívico y Social en el Gran Córdoba. Otra particularidad respecto a éste fraccionamiento, fue que a Juez, a pesar de obtener casi la mitad de los votos en Córdoba capital (49,6 por ciento) no le alcanzó para alcanzar la victoria.
Sin embargo, el ex intendente municipal denunció fraude electoral y solicitó que se vuelvan a contar los votos, “uno por uno”. De confirmarse la legitimidad de los comicios y la consagración de Juan Schiaretti como ganador, éste tendrá mayoría automática dentro de la Legislatura provincial. Sin embargo no representará, ni mucho menos, al grueso de la población cordobesa.
Por ésta razón, se vuelve indispensable aclarar cuanto antes las irregularidades, fundamentadas por cierto, planteadas por Luis Juez acerca del recuento de los votos y respecto al accionar de la Justicia electoral, para que la democracia cordobesa no se vea desestabilizada y el nuevo gobernador, sea Schiaretti o sea Juez, asuma con el necesario respaldo legal como para desarrollar su mandato con tranquilidad y no ser “señalado con el dedo” por la oposición y por el mismo electorado.
Aunque parezca un poco apresurado afirmarlo, teniendo en cuenta que ¿Schiaretti? y Giacomino recién asumirán sus funciones en diciembre, parece inevitable que los hechos sucedidos el último domingo perjudicarán aún más la “convivencia política” de los representantes de Unión por Córdoba y el Frente Cívico y Social.
Los inconvenientes y las suspicacias que generó la votación para gobernador, nos hace replantear seriamente la necesidad de implementar el sistema del “ballotage”, como un mecanismo que asegure la debida representación popular en las distintas elecciones y asegure la legitimidad del ganador.